Gracias por venir.


Gracias por pasar por aquí.

El amor es esa enfermedad incurable,
que produce estados de dulce melancolía
y de sueños despiertos.
Dejo aquí mis síntomas, en forma de poemas,
escritos, dibujos, canciones...

Estás en tu casa. Ponte comod@.
Me gustan las críticas sinceras.
Espero que disfrutes.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Un poema meciéndose en tu vientre

Todo
Todo está bien
Y erigías un todo tan grande
Y tan bien estaba en tu precisa perfección
Que me llenaba el corazón de tus generosos amores
Me iba dejando en la polla ligeros latidos y lentas caricias
Que luego devolverte convertidos en ternuras mías
Emanaciones desarropadas de jugos de alma
Volcadas en tu vientre limpio
Eterno de nube
Tuyo
Y
Luego
Buceando en ti
Dentro de tus ojos
Inflamado de libertad amante
Mis labios iban desgranando tus suspiros libres
Y mis dedos tiritaban humedades en tu coño exacto
Volando mi alma con ellos hasta otra realidad
Una mía donde solo había Tú
Tú envolviéndome
Toda suavidad
Amor
A
Ratos
Un momento
Nos moríamos
Resucitando luego
A lenguas ansiosas de bebernos
Manos dibujando los contornos de los sueños
Sexos fundidos en inmovilidades de belleza dolorosa
Y estaban siempre esas dos palabras nuestras
Sé que me quedé allí para siempre
Y sigo allí contigo
En un abrazo
Acunado
Así.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Da Capo y Coda

Ha llegado mi renacimiento
En forma de voz alborozada
Has conmocionado mi universo
Cuando de penas se evaporaba

Manteniendo estaba tu pedido
De no importunar mientras negabas
Sufriendo guerrero enfebrecido
Al que no dejas usar la espada

Y estalló la paz en tu pregunta
¿Aún quieres saber algo de mí?
Algo de ti no todo y disculpa
Si nunca vuelvo a dejarte ir

Defenderé este amor con mi vida
Custodiaré tu dicha hasta el fin.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Irene Comendador ganadora del I Concurso de Microrrelatos Eróticos

Felicidades a Irene Comendador por su merecido triunfo y su magnífico relato. Podeis ver su blog clicando en su nombre. Organizadores: Castillos en el Aire.



Irene Comendador se llevó el primer premio


Sí. Siete participantes (cinco chicas y dos chicos) han sido en esta ocasión los que nos han enviado sus microrrelatos más eróticos, que han hecho subir la temperatura del Castillo hasta límites insospechables. Claro, tan acalorados estábamos que no nos veíamos capaces de discernir con claridad y por eso hemos pensado que quién mejor que una escritura de novela erótica para hacer de jurado en esta ocasión. Le pedimos el favor a Noelia Amarillo (escritora de "Falsas apariencias", "Cuando la memoria olvida" y "Ardiente verano") y ella, tras leerlos todos (y, seguro, coger algunas ideas para su nueva novela), decidió que el mejor de todos (o el más erótico para su gusto) era "Como un flash", de nuestra amiga Irene Comendador.

Enhorabuena Irene, en unos días te eniaremos un lote de libros que incluirá, por lo menos, un libro erótico.

Os dejamos aquí el microrrelato ganador (que por razones obvias no se pudo leer en Castillos en el Aire, aunque le estamos dando vueltas a una idea loca de esas que tenemos por aquí....



Como un flash 

Las imágenes, los sucesos, transcurrieron como si de un flash Metz se tratase. Así es como lo recuerdo: Sus ojos clavados en mi trasero. Mi vista viajando consciente a su abultada entrepierna. Chispas en el espeso aire, vicioso, atando nuestros cuerpos. Trémula su mano posada con tiento en la piel de mi muslo, subiendo despacio y arrastrando la tela incauta. Dedos calientes, gruesos, siniestramente lentos llegando hasta mi centro. Su boca voraz se arroja y precipita en caída libre hasta impactar contra mi pecho. Muerde el borde de mi escote. Lo arranca de un solo tirón. El pecho derecho sale despedido del vestido. Un pezón turgente y rosado es atrapado por sus sabios labios. Dientes torturándolo. Separa mis piernas con la rodilla. Violento. Suspiro. Jadea. Jadeo. Tacto perfecto dentro de mi sexo, notando las yemas de sus dedos palpar con acierto el punto correcto. Reclino la cabeza y gruñe ahora en mi oído, mordisqueando mientras el suave lóbulo encendido. Más fuerte. Veloces latidos. Sangre derrapando. Estrangulados gemidos. Grito. ¡Grito! Descargo en su palma y me sorprendo al ver que relame esos dedos con los ojos cerrados. El ascensor abre sus puertas y, sin un adiós, me despido.


jueves, 15 de diciembre de 2011

A mis labios

Hace un rato he pasado frente a tu casa
Con el cruel antifaz tras el que me hallo
Oculto para estar desaparecido
O parecerlo
No sea que alguien me vea verte
O aún peor me veas Tú
Peor que peor no quieras verme
Insoportable yo te vea
Mortal me vea intentando verte
Sin querer Tú que te vea

Tenías encendida la luz del salón
Cálida desolladura de mi miocardio
Sufriente golpeado y tullido
Por la evocación
Te imaginé tumbada en el sofá
Desnuda leyendo
Dejando el libro y cogiendo mis besos
Cerrando los ojos cinco minutos
A mis labios

Una eternidad mirando hecha un instante
Mezclado el gozo con la rabia y con la pena
Una ola de sorpresas a mis ojos
Y en la cresta salada un pronombre
Encerrado en una tumba con doce cuerdas
Que ya no tocamos

Apresurando el paso al huir del recuerdo
Me dí de bruces contigo
Qué hacía la luz de tu salón encendida
Es la primera vez que hago el amor en mitad de la calle
Nunca había hecho el amor por última vez.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Para algo eres mi ama.

Vamos a ver, tú querrás que te sea sincero. Pues mira, me tienes más salido que el rabo de la boina, y es que eres la única que sabe desde cuando no mojo, y hace un mes que no te veo.

Yo no sé si te das cuenta del poder que te da eso sobre mí. Aunque estás descansando, lo mismo te llamo un día de éstos y te digo que me folles de una vez, que ya vale de tonterías, que para algo eres mi ama. Que me siento mal, que esto no me pasaba desde que era un canijo, que no puedo pasarme todo el día con la polla tiesa imaginando como te masturbas, porque no rindo en otras cosas que también son importantes. Bueno, no tanto.

A mí lo que realmente me importa es que me saques ya del retiro sexual forzoso éste y volvamos a follar, que eso une mucho, ya lo sabes.

No sé que manía es ésta de no querer tener enganches. Coño, puedo entender que no quieras estar enganchada al caballo, al alcohol, incluso que no quieras estar enganchada a la cafeína. Vale, yo tampoco. Pero fumas, que por lo visto puede matar en plan chungo y sin embargo, aunque te gusta un montón, no quieres joder, que te mata pero de gusto, por que dices que tienes un enganche sexual conmigo. Pues si tienes un enganche sexual, la verdad no lo parece, porque hace un mes que no te veo, y si no lo tienes fóllame, que no pasa nada.

Vamos a ver, tú querrás que te sea sincero. Pues si es verdad lo que dices de que te excito y te follo bien, a ver si esto llama tu atención y vienes. Porque a mí lo que me pasa es que me muero de amor.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Porque hasta mi soledad se va contigo.

Sin ti estoy solo
aunque tenga cada día más amigos
solo entre la gente que me quiere
solo del todo

Sin ti estoy solo
solo de ti y de mí
porque hasta mi soledad se va contigo
y me deja solo

Sin ti estoy solo
sólo transparencia adormecida
solo de la muerte y de la vida
solo de la nada

Sin ti estoy solo
solo de palabras y de actos
solo de músicas y de poesía
solo de atar

Sin ti estoy solo
solo puedo estar pero es mentira
que siquiera esté solo
sólo no soy

Sin ti estoy solo
sólo esperando tu regreso
para poderte besar sólo un instante
aunque me dejes solo

Sin ti estoy solo
y sólo seguiré estando tan solo
porque tengo soledades compartidas
sólo contigo.

RELATO ENCADENADO "UN NUEVO DESPERTAR"

Agradecido a mi querida y admirada amiga Irene Comendador, que me embarcó en la aventura de escribir un relato entre varios autores, dejo aquí mi aportación (capítulo VI) esperando que os guste y es un honor para mí dejarlo en manos de "larubiadelabici" cuya novela sigo fascinado en su blog, vosotros podeis seguir la continuación de este relato pinchando en su nombre.


CAPÍTULO V

Tanto el médico como la mujer extraña me miraban como si de un bicho en pruebas se tratase, los dos a dúo observaban mi creciente verga empalmada, y mi mueca risueña y picara en la boca. Tras un largo silencio en el que yo intentaba desatarme lo suficiente una de las manos, para llegar a tocar el paquete del doctor y que así vieran que no iba de farol, se marcharon del quirófano donde estábamos.
Frustrado, así me encontraba, con la sensación de engaño recorriéndome el cuerpo ¿Sería verdad toda aquella película que me acababan de contar? Lo que estaba claro era que pruebas había, las fotos, el otro yo, mi clon, o yo su clon, o yo que sé. Ahora lo más importante era liberarme y salir de allí por patas.
Tardaron más de cinco horas, que contabilicé gracias al enorme reloj de pared de la sala, en volver a por mí, aunque esta vez era solo el médico el que hacía acto de presencia.
— Mira Chad, Tomás o como quieras llamarte, te ayudaré a salir de aquí si tú me prometes una cosa — dijo el atractivo hombre de bata casi transparente y evidente desnudez bajo ella.
— ¿Qué quiere de mí doctor? — Le contesté señalando con los ojos las correas de mis manos y pies.
— Simple, si tú me dejas acompañarte a donde vayas, te ayudaré a salir de estas instalaciones— hizo una pausa mientras miraba hacia la puerta de entrada—  sino, te dejaré aquí y me marcharé solo, pero, será mejor que luego no me engañes y me dejes tirado en cualquier sitio intentando darme esquinazo, porque tengo medios para que te encuentren en cuestión de segundos.
Pensé durante un momento a qué se debía este tipo de proposición, ¿para qué querría este hombre hecho y derecho mi ayuda para desaparecer? Era ilógica su petición, pero como estaba muy bueno y yo no tenía nada que perder…
— Está bien, vendrás conmigo, nos esconderemos en un lugar seguro que tengo y ya decidiremos después qué hacer.
Desató mis correas rápidamente, me ofreció otra de esas batas blancas tan sexys y los dos por el conducto de refrigeración llegamos a las habitaciones traseras de lo que parecían un almacén. Tras varios minutos escondido entre cajas que contenían amoniaco vino a buscarme,  y los dos montamos en su BMW negro, yo en el maletero y él, lógicamente, conduciendo.
Una vez fuera del vehiculo, comprobé que mis indicaciones habían dado resultado, estábamos en la entrada del bosque de Arbuth, donde una cabaña muy coqueta nos esperaba a una distancia de tres horas de caminata.
Le miré lujuriosamente al poco de entrar a mi antiguo y escondido nidito de amor, o “picadero”.
— Antes de arrepentirte por lo que puedas hacer o decir, deberías saber algo— dijo mientras le acorralaba contra la pared de madera entre mis brazos extendidos, rozando sutilmente nuestras batas—  Tomás, soy tu hijo.  


CAPÍTULO VI

Sentí rabia y, al tiempo que lentamente, mi erección y mis expectativas dejaban paso a la incertidumbre, mis ideas y mis recuerdos se desdibujaban, haciéndome sentir un pelele en manos de un dios aún más incierto que el del resto de la humanidad, si es que yo pertenecía a ella…
-¿Quién coño soy? -grité zarandeando por las solapas de la bata al hijo en que se había convertido el atractivo doctor, que ahora temblaba pálido ante mi inesperado arranque de ira.
No esperaba ni una sola palabra en respuesta a mi pregunta, sólo golpeaba aquella bata cada vez más fuerte contra la pared, en mi creciente y cegadora furia, hasta que la solté­  sobresaltado por una dulce risa que procedía del fondo de la cabaña y que se acercaba poco a poco, dejándome ver enseguida a la pertinaz rubia que parecía seguirme desde todos y cada uno de los rincones de mi diluido Yo.
-Esperaba una escenita familiar menos agresiva, doctores -dijo mi supuesta esposa mientras nos dejaba ver con desgana el brillo de un arma corta en su mano derecha.
-¿Cómo sabes que existe este lugar?-le dije acercándome a ella, creo que demasiado para su gusto, ya que levantó la pistola y me obligó a caer sentado en un sofá que conocía más de mí que yo mismo.
-Vaya, Chad cree que es el único que ha tenido sexo en el bosque de Arbuth, y además cree que nunca lo ha tenido con su mujercita -dijo ella acariciándome la mejilla con el cañón –el pobre no recuerda haberme traído aquí para sus perversos jueguecitos, a los que yo le seguía loca de amor aunque siempre supe que él amaba a uno de sus compañeros de profesión,  no recuerda que estuvo muerto y no sabe que mientras, yo tuve tiempo para gastar billones tratando de recuperarle, para desenamorarme, y para venir aquí a jugar con otros, con muchos otros –luego se dirigió a nuestro hijo –Así que intentabas dejarme sola ahora, cuando más te necesito –con el arma le hizo una seña y él rápidamente se sentó junto a mí mientras ella continuaba hablando –El hijo al que convertí en una eminencia, al que puse al frente del que podría ser el mejor equipo de investigación para la clonación humana del mundo, el hijo al que hice asquerosamente millonario se intenta fugar junto con el valiosísimo monstruo que él mismo ha creado a partir de su padre. El engendro que yo necesito para recuperar todo lo que perdí: mi fama, mi fortuna, mi imperio –enlazó los dedos de su mano izquierda en sus rizos rubios y tiró de ellos hacia atrás, mientras en su boca se dibujaba el delirio.
Sentía náuseas, mi estómago estaba del revés como mi cabeza, en la que datos y más datos, que parecían sacados de la más disparatada pesadilla, giraban tratando de ordenarse según algún criterio imposible. Por otro lado la situación en la que me encontraba no parecía nada fácil, al menos no se me ocurría como salir de ella.
Mientras la mujer rubia seguía hablando de lo que cada vez eran mayores disparates, yo trataba de tranquilizarme. Respiré profundamente unas cuantas veces y apreté los ojos intentando centrarme.
Me sorprendió la vibración de un móvil en el bolsillo de mi bata, mecánicamente lo cogí y cuando iba a responder, la rubia apoyó el cañón del arma en el centro de mi frente –contesta con normalidad  o lo lamentaremos todos –dijo.
-¿Dígame?-dije.
-No tengas miedo…-dijo, entrecortada, una voz femenina.




PARA CONOCER A LOS AUTORES

CAPÍTULO I    FRANTASMA
CAPÍTULO II  GARY RIVERA
CAPÍTULO III ZOWI
CAPÍTULO V   IRENE COMENDADOR
CAPÍTULO VI JULIO G. MARTÍN

viernes, 18 de noviembre de 2011

La caja del cedé. (Un relato)

Como cada amanecer, porque las fosforescentes manecillas verdes del despertador me gritaban que estaba amaneciendo, sentí mi erección apoyada en tus nalgas cálidas y dormidas, me froté la nuca con las yemas de los dedos para despabilarme, y entre la negrura busqué tus labios para besarlos muy suavecito. Tú susurraste algo indescifrable, mientras te tapabas la cabeza con la almohada, y yo salté desnudo a la nueva mañana, pisando la caja del cedé que habría sonado (porque escucharlo, no lo habíamos escuchado) la noche anterior mientras hacíamos el amor, y rompiéndola por las solapas de los laterales del final de la tapa, vamos, por donde tenemos rotas casi todas.

Metido bajo el chorro templado de la ducha, mi polla se endurecía de nuevo, al recordar tus palabras obscenas de hacía unas horas, así que bajé diez grados el termostato y desaparecieron las tensiones.

Me cubrí con tu bata china y corrí escaleras abajo, atraído por el resplandor escarlata que se había adueñado del salón y se prolongaba, a través de los ventanales, por la pradera entre los pinos. Me sentí especialmente feliz mientras me sentaba sobre los talones, arrodillado en la hierba, con los ojos entrecerrados y así estuve meditándote, hasta que los primeros rayos dorados calentaron mi rostro. Los pájaros estaban tan alegres como yo.

Entré de nuevo, cogí la guitarra, que había dormido en el sofá, y dejé que los dedos inventasen una melodía tras otra, hasta que una empezó a sonar a ti y la escribí en papel pautado debajo de tu nombre.

Pasé a la cocina con ese bailecillo de duende paranoico que suelo hacer cuando nadie me mira, y preparé dos zumos de limón con jengibre y abundante jarabe de arce, y una infusión de jazmín, con tres pellizcos de té verde. Cogí la taza y los dos vasos con el dudoso equilibrio de un camarero en prácticas y subí sigilosamente los peldaños hasta el dormitorio.
Al abrir la puerta con un golpe suave de cadera, dejé que mis ojos se adentraran en lo oscuro y esperé hasta que poco a poco fue surgiendo la silueta de tus pies, tus piernas, tu culo, tu espalda,  tu cabello... Entonces me acerqué, me senté a tu lado, dejé las bebidas en la mesilla, te tomé una mano y la sentí muy suave.

  - Hola Sara, hace un día casi tan precioso como tú.
Empezaste a desperezarte ronroneando, mientras la poca luz que se colaba descarada me permitía disfrutar de tus tetas, de tus muslos, del pelo sobre tu rostro... Me acariciaste la cara.
  -Te voy a hacer algo que te va a gustar, separa las piernas  -te ordené. 

Lo que te hice bien lo sabes, no te lo contaré otra vez por miedo a no saber seguir escribiendo. El caso es que, pasada una hora y después de habernos fumado un cigarrillo, tu té estaba frío y yo caliente, aunque en poco tiempo yo solucioné el frío y tú el calor.

Salimos al jardín, yo embobado admirando como, cubierta con ese vestido que es casi de aire, canturreabas mantras mirando al infinito. Después me preguntaste si te seguía, y empezaste a trazar los elegantes movimientos de la tabla de Tai-chi, con tal suavidad, precisión y delicadeza, que ofrecías a mi vista algo bellísimo. Parecías flotar.
  -No me has seguido - dijiste extrañada.
  -Me perdí -contesté mientras te abrazaba por la espalda, caíamos al suelo y rodábamos por la hierba, riendo. Noté un fuerte golpe en la nuca y entre risas tu cara feliz se fue nublando.

Como cada amanecer, porque las fosforescentes manecillas verdes del despertador me gritaban que estaba amaneciendo, sentí mi erección apoyada en la cama fría, me froté la nuca con las yemas de los dedos para despabilarme, y entre la negrura busqué tus labios para besarlos y sólo encontré el vacío helado sin tu cuerpo. Salté desnudo a la nueva mañana, pisando un pequeño frasco de cristal que había contenido algún medicamento, se rompió y las esquirlas de vidrio se clavaron eléctricas en la planta de mi pie.

Metido bajo el chorro de agua helada de la aséptica ducha, rodeada de baldosines blancos, lloré recordando las obscenas palabras que me dijiste un día, y mirando mi polla encogida de frío y miedo, así que subí diez grados el termostato y nada cambió.

Me cubrí con la bata azul que había sobre una silla metálica medio oxidada y corrí escaleras abajo, atraído por el resplandor escarlata que se había adueñado de aquella sala desconocida y se prolongaba, a través de los ventanales, por la pradera entre los pinos. Me sentí especialmente feliz mientras me sentaba sobre los talones, arrodillado en la hierba, con los ojos entrecerrados, y así estuve meditándote, hasta que dos hombres me asieron uno de cada brazo. Demasiado fuertes para lograr separar de ellos mi escuálido cuerpo por más que creí pelear.

  -Sara -llamé. Ambos rieron.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Siempre tuyo.

Te sueño recostada en un harén de canciones
encogidas tus piernas ventajosamente
para mí que veo entre los muslos de seda negra
la principal causa de mis eyaculaciones
místicas
luminiscentes
silenciosas
tuyas
siempre tuyas
sólo tuyas

Te sueño entre humo y luz de velas
desesperadamente libre de ti
dejándote volar mil besos hecha
esos mil besos que flotan sobre mí
místicos
luminiscentes
silenciosos
míos
siempre míos
sólo míos

Te sueño protagonista de un eternometraje
y recuerdo de ese  sueño el vestuario
la luz la música el guionista el maquillaje
y el color no color negro de tus labios
místicos
sólo místicos

Me regocijo tanto en ese sueño
del que tengo cientos de fotografías
y me gusta tanto el personaje
abrumadoramente sencillo que hacías
místico
luminiscente
silencioso
tuyo
siempre mío
sólo nuestro

Que me mataría si pudiera eso cambiar
algo de lo que pasa en tu vida
tan culpable soy de enamorar
como de hacerte sentir querida.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Dos sonetos extravagantes, unidos y desesperados (como tú y yo).

Sólo quería quererte
acorde disonante fui en tus madrugadas
expulsado del edén de tus miradas
qué triste muerte

echa sobre mí tus dudas
tus dolores rigurosos y tus miedos
las nerviosas vibraciones de tus dedos
lo que no disfrutas

échame a perder si quieres
no quiero ser sin ti nada
si insensible quedo de tus mieles

échame siempre la culpa
cuando te halles en desgracia
que yo soy el que te usurpa.

Mátame de penas viejas o difuntas
merecido lo tendré por difamarte
que si bien nunca dejé de ser tu amante
nunca supe darte lo que buscas

correr a tu encuentro transparente
vacío de todo cuanto huyo
y decirte todo lo que ves es tuyo
eso quiero hacer mágicamente

sin que quepa la máxima duda
ni la más pequeña incertidumbre
poder inflamarte de mi lumbre

si volviese a ser nuestra costumbre
embarcarnos en una aventura
portarías la vara más dura.

viernes, 11 de noviembre de 2011

La Siesta.

Sombra incandescente
entre árbol y árbol
colgada la hamaca
nosotros tumbados

mi mano en tu coño
suave y depilado
olor a resina
pájaros cantando

miradas vibrantes
dedos pellizcando
pezones picantes
clítoris mojado

pasos que se acercan
no aquietan las manos
alguien nos observa
ni nos inmutamos

demasiada urgencia
tiene nuestro amarnos
produce más morbo
sentirnos mirados

te vuelves traviesa
la hamaca girando
quedas boca abajo
yo atrás penetrando

frenético el ritmo
que lleva mi mano
frotando tu fruto
que palpita hinchado

tu mano y tu boca
gestionan mi falo
giras la cabeza
los ojos en blanco

yo acelero el ritmo
tú tienes espasmos
mientras tragas todo
lo que va manando

me miras obscena
lamiéndote el labio
tu cabeza niega
me aprietas la mano

yo aprieto tu pecho
aún dura el orgasmo
susurras que nunca
te volaste tanto

dejo que me mientas
aún estoy borracho
de libar el néctar
de tus otros labios

nada nos importa
sino nuestros pactos
te tumbas encima
me acomodo abajo

surgen las caricias
como de un muestrario
yo te quiero siempre
siempre es muy lejano

es muchos ahora
no me quieres tanto
claro que te quiero
estoy enamorado

sombra refrescante
entre árbol y árbol
colgada la hamaca
nosotros tumbados

mi mano en tu coño
suave y depilado
olor de resina
pájaros cantando.

Sombras.

Cuando hiciste el gesto
de decirme adiós
tu mano escondida entre las sombras
estaba cogiendo besos
que mandaba yo
desde los recuerdos que te nombran.

jueves, 10 de noviembre de 2011

El sonido de dejarte ir.

Presiento que, esta vez, te vas de veras.
No sé cómo lo sé, pero es distinto.
Otras veces marchaste y no fue lindo,
y anoche disfrutamos las preausencias.

Presiento que, esta vez, partes sin miedos, 
a sitios donde no puedo seguirte, 
pues tal felicidad al despedirte
fue un, sin vernos jamás, aún nos querremos.

Tan fehaciente se hizo, en tu partida,
mantenernos ligados para siempre, 
que nunca te tendré más, en mi vida.

Adiós apasionada, apasionante,
te pierdo de lo físico, cantando
que tardé media vida en encontrarte.

martes, 8 de noviembre de 2011

Soledad de ti.

Soledad de ti, no otras soledades.
Qué fatal, seca, infausta, dolorosa...
Enclaustrada el alma, la piel porosa
rezumando llantos, pus y maldades.

Soledad de ti, reja como techo
de prisión, respirando de la muerte,
y entre cuerpos y sobos de la gente,
petición de indulgencia de tu pecho.

¿Qué siento en soledad de ti, mi amada?
Absoluto desgoce de la vida y
lacerante dolor en las entrañas.

Qué siento y cómo lo plasmo en poesía,
sin haber palabra tan desgarrada,
capaz de describir la llaga mía.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Proposición indecente.

Me muero por hacerte una proposición indecente
Pero de lo más indecente
Una de esas en las que yo te digo lo que te haría si me dejaras
Un delirio de jugosos revolcones y de lenguas relajadas
Un empujón de deseo entre tus muslos calientes

Me muero por lamerte las pasiones y las tetas
Por morderte los pezones
Por hacer que cierres los ojos y que gimas y te agites
Mientras te digo al oído lo que siento hasta que grites
De placeres convertidos en sorpresas

Me muero por separarte las piernas y los labios
Por meter fuego entre medias
Deshaciendo líquidas melodías escritas con mis dedos
Lubricados con saliva y otras partes de mi cuerpo
En tus lugares más sabios

Me muero por tumbarte en mis rodillas boca abajo
Y hacer que pidas lo que quieras
Que me digas cosas que nunca dirías de otro modo
Hacer que se mueva el mundo que llevas en el rostro
Yo te lo hago

Me muero por hacerte una proposición imposible
O no tan imposible
De esas en las que me derramo sobre tu piel
Mientras tirita tu vientre destilando miel
Amor impredecible

Por si vuelves, tenerte preparado un té.

Si lo último que se pierde es la esperanza
será que tengo que perderlo todo mientras te alejas
porque si quieres borrarte de mis oníricas noches desveladas
para siempre
con orgullo de eternidad amenazadora
la vida es una mierda
reflejada en la mirada dorada que suscita tu sexo
que me pone la polla dura todas las noches insomnes
a la una
a las dos
y a las tres
y a las cuatro veinte

Si no te has ido ven y fóllame el alma
mi alma que es tuya como mi pene
o déjame que piense que algún día lo harás
déjame en standby
y si te fuiste
dejaré de levantarme con esta estúpida sonrisa
de besar almohadas y mojarlas de semen
de hablar todo el día de tu belleza
de soñarla toda la noche
a la una
a las dos
y a las tres
y a las cuatro veinte

Para qué mantengo vivo un ente que no va a reír contigo
ni a ver lunas y estrellas en silencio cómplice y húmedo
como tus bragas nuevas
ni a escuchar el proceso pensante de tus labios de la boca
ni de los del delicioso coño
si no vas a jugar música conmigo
ni vas a querer que sienta lo que sientes
si no vas a dejarme quererte
ni acariciarte suavecito una teta
o dos
ni tumbarte en la mesa y joderte a lo bestia
con tus piernas sobre mis hombros
si no vamos a cambiar luego las lenguas abrasadas
si no vamos a estar nunca callados
tu vagina en mi boca
si no quieres pasar lo que queda de muerte
cogida de mi mano
despertando las envidias
de quienes no saben lo que es vivir de amor
y prefieres no arriesgar de nuevo
la vida es una mierda

Así que por favor
déjame en standby
no me quites la esperanza
y así mientras seguiré iluso
como un niño mendigo la noche de reyes
soñando tus pezones erizados
amando el sabor de tu chocho
riendo junto a tus tetas perfectas
hablándole a tu clítoris encendido
escuchando el susurro de tus muslos
acariciando la suavidad de tu culo
entendiendo tus razones
esperando tu regreso empalmado
y sin joder
el resto de mi muerte
por si vuelves
tenerte preparado un té. 

Lo que deja tu voz.

Todas las flores que ahora creo
te las dedico si ellas lo permiten
puedes escuchar lo que a mí me susurran
oirás que no llores ni te sientas triste amor
porque recordamos tus lágrimas esquivas
nos sentimos ellas
y estamos lívidos
deshojados
secos
punzantes cardos de un desierto árido y doliente
inflamado de miedo
penitentes ladrones del himen de tu risa

te las dedico si ellas lo permiten
porque las he soñado para tus manos
porque de tan cerca estás tan lejos
que no alcanzo a dártelas amor
me conformo con oír tu llanto empezar a brotar
y a ti intentar tragarlo
amarrarlo como caballo que suele desbocarse
porque no estoy contigo
amante
tierno
íntegro
franco
y nada deseo más que entregarme a ti de ese modo
y me quiere asir tu mano trémula
pero no
y yo trato de hacer pedazos tus motivos

te las dedico si ellas lo permiten
mientras ingreso en las lágrimas que escucho
y las sé tan transparentes
que me veo dentro
brotando las mías
ojalá te reflejes en ellas amor
veas el arco iris que produce tu pena

porque al venir a mirarte en mis ojos
me encontrarás tan amante tuyo
tierno
íntegro
franco
que permitirás que se acerque mi mano trémula
y te sienta
te traiga
te arrope

y te tornarás alegre de nuevo
confiada
amante
y me sentiré desnudo
transparente
tuyo
tan tuyo como mi universo amor
tú.

Hoy

igual que ayer mañana y siempre
Soñé contigo
Dormido de felicidad y de tu cuerpo
Mágico desnudo impertinentemente bello
Hasta dolerme en la mirada y en los dedos
En la lengua en las pasiones y en el alma 

Soñé contigo
Desperté cuando encontré tu poesía
Para volver a dormirme en tus palabras
Acunado en un te quiero escandaloso
Sonrientemente hinchado de frescura

Dormirme y soñar contigo
Con ser contigo cuando vives la sonrisa
Frescamente enamorada de ti misma
Saltarina
Chispeante suavecita misteriosa
Tan tú que me derrites desde el cielo

Y soñar contigo
Con ser contigo cuando muere tu mirada
Y se desprenden ilusiones de cristal multicolores
Precipitadamente frágiles
Con ser entonces más contigo

Hoy soñé contigo
Hoy soñé que me soñabas
Y la noche me guiñaba una luna
Regaladamente dichosa y redonda
Porque nos soñamos.

Amando.

Irrumpes descreída en mi noche
Avalancha de sueños desbocados
Y me precipito en tu oscura duda
Desfondando primero tus dolientes recuerdos
Para después follarte a ti
Quedándome inerte en tus entrañas amantes
Sueña que te sueña
Soñando

Mastico y pellizco tus desfachatados pezones
Deseando redimir ese libertino estertor
Que descoyunta tu voluntad y tus piernas
Hasta que llevas tus dedos a orillas del clítoris
Desenfundándolo a mi lengua codiciosa que lo acoge
Llora que te llora
Llorando

A la desembocadura de las pulsaciones de tu coño
Escarlata bruñido y recién masturbado
Llego erguido por la victoria contra el pretérito
Suficientemente inflamado todavía para penetrarte
Después de haber devorado toda la miel que me imponías
Fascinado de tus muslos afortunado y enamorado
Vela que te vela
Velando

Descendemos vinculados al delirio
A examinar los pormenores de nuestros cuerpos salados
Dilatados en determinar la sonrisa más íntima
Intrincados los sexos las salivas y las letras
Tan invasores como ocupados de pasiones
Ama que te ama
Amando.


Te agradezco

Tantas cosas que no merezco
Las que me sorprenden
Las que me hacen feliz
Todo lo que aprendo y lo que suspendo
Y me queda para Septiembre
Lo que tengo dentro y no perderé jamás
Lo que eres y lo que has hecho de mí
Lo que sé sobre cómo amarte
Aquello de lo que tan amargamente me arrepiento
Lo que me hace tanto daño y lo que me alivia
Todo eso y lo que omito
Te lo agradezco
Amor

Permitirme ser humano
Volverme valiente en el pánico
Que me reconfortes cuando duelo
Que me recuerdes cómo se echa de menos
Y me ayudes a llorar
Que ahora sepa lo que quiero
Y lo que quieres
Y que no muero si no lo tengo
Todo eso y lo que omito
Te lo agradezco
Amor

El fuego
La espuma
La ternura
El tiempo y la espera
El silencio lleno
Y el vacío
La luna
La lluvia
La luz y la sombra
Los colores
La música y la letra
La dirección de orquesta
Las veces que me nombras
Tus gemidos
Y los míos
Todo eso y lo que omito
Te lo agradezco
Amor

Que seas mi sueño cada día
Haber aprendido lo que hay ahí fuera
Que me hagas reír
Y me hagas libre
Que me enseñes a saberte
Que Siempre sólo es muchos Ahora
O la medida del tiempo que vas a estar en mí
Todo eso y lo que omito
Te lo agradezco
Amor

Lo maravilloso que es hacernos el cariño
Que no pueda dejar de quererte
La ropa arrugada
Y las agujetas de ayer
Que cuando salgo a pasear
Las arboledas huelan a ti
Todo eso y lo que omito
Te lo agradezco
Amor

Cómo lo siento, María.

Te alejé de mí
Yo infeliz espantajo
Destruyendo el inagotable yacimiento de amor
Que me ofreciste
Refulgente territorio legítimo tuyo

Cortaplumas de mi propia vida
Mentecato te alejé de mí
Y ahora vuelvo mendigando
La espontaneidad de un paso tuyo
Para respirar

Trato de continuarme en ti
En ti impugnada un fatídico día muerto
En ti amada hasta el infinito
Tantos días como lágrimas
Has vertido sobre mi nombre

Amarro los remordimientos
Que se encabritan confusos
Amarga pausa para aliviar la carga
O recoger otra nueva carga de amor
Que llevar descalzo ante ti

Ay mujer dorada
Que tienes dentro para aún amarme
Sea lo que sea consérvalo
Nada vale tanto
Como tu manojo de verdades

Miles de cucarachas me están devorando
Ya mis extremidades caen desolladas
Mi cabeza se hace consciente del peligro que corre
Y mi corazón despanzurrado escupe sangre
Pero todo cesa si tú ríes

Entonces el silencioso y estático milagro que eres
Devuelve la sangre a mis venas
Y las palabras a mi espacio
Aterciopelado y sonoro que mora
En el interior de una de tus caricias

Te alejé cruelmente de mí
Y ahora
Recompuesto de la muerte que produjo
El horripilante daño que te causé
Caigo encadenado ante tus pies libres

Amando infinitamente tus gestos
Delicados hasta el humo
Glorificados por los vientos
Que me susurran que un día volverás
Y acariciaré tu mano dos días

Y al tercero me pedirás
Que acaricie tu mano dos días más
Y yo me precipitaré desordenado
A celebrar nuestra merecida felicidad
Surgida de lo más elemental

Te alejé de mí y tanto te quiero
Que aún viendo el tesoro de tu corazón
Día a día custodiado por mayor ejército
Me atrevo en la batalla y rezo
Por salir de la contienda victorioso o ateo

Descíframe este frío hoy
Escríbeme dos frases de piel mañana
Y pasado mañana sólo escucha
La deliciosa Serenata en Ti Sostenida
Por mi corazón amante hasta la última cadencia

Aún tengo un retrato tuyo
Encerrado en una poesía
Una poesía guardada en una canción
Y una canción bajo llave en una flor
De tu jardín de mi vida

Cómo lo siento María.

En silencio ciego.

Fornicación
Cómo me gusta esa palabra
desde que copulo contigo

Amor
Lo que hacemos es amor Amor
desde que copulo contigo

Pero qué bonito suena fornicar
porque a Ti te gusta
y porque es un verbo hinchado y caliente

Yo fornico
tú fornicas
y que a nadie más
se le ocurra fornicar
ahora que sólo
nosotros fornicamos

Silencio
Cómo me gusta ese vacío
lleno desde que me lo has solicitado

Me pides hacer tanto
todo en silencio ciego
de venda negra como tus medias

En silencio de muslos empapados
en silencio de caricias
en silencio de pellizcos
en silencio de mordiscos

Lametones en la perla dorada me pides
Que te meta los dedos en el coño
Que te folle por el culo me pides
Que te dé mi leche

Deliciosa me la pides
y la quieres en silencio
Duro y bello me lo pides
Qué hago yo escribiendo ésto

Ven y toma
Que suceda que apasionadamente
lenta pero ferozmente
llegues

Llegas callada como quisiste
Callada y de ojos vendados
Callada de muslos empapados

Callada de caricias
Callada de pellizcos
Callada de mordiscos

Lametones en la perla rosada tuviste
Te metí los dedos en el coño
Te follé el culo como pediste

Y te dí mi leche
en silencio
En silencio de ojos vendados

Duro y bello lo tuviste
y sucedió que apasionadamente
lenta pero ferozmente
quedé callado eternamente
Callado de venda negra
De venda negra de ti

Nada quiero ver
si no es tu cuerpo
en delicioso orgasmo

Nada quiero vivir
si no incluye
contracciones de tu sexo

Fornicación
Cómo me gusta esa palabra
desde que copulo contigo

Amor
lo que hacemos es amor Amor
desde que copulo contigo

Pero qué bonito suena fornicar
porque a Ti te gusta
porque es un verbo hinchado y caliente

Yo fornico
tú fornicas
y el mundo en silencio
Qué hago yo escribiendo ésto.